Llevar una alimentación inadecuada puede conllevar un estado de vulnerabilidad del sistema inmunológico, aumento del riesgo de infecciones, irregularidad en los niveles de azúcar y grasas en la sangre, riesgo de fracturas, y muchas más complicaciones. Los cambios corporales en el envejecimiento ocasionan modificaciones en los hábitos alimenticios y del estado nutricional. Esto conlleva a un aumento de riesgo de desnutrición en personas mayores.
Para definir que una persona tiene desnutrición, el diagnóstico solo puede darlo un equipo interdisciplinario de profesionales de la salud, como nutricionistas, médicos, terapistas o enfermeros.
Sin embargo, existen algunos cambios en los patrones de alimentación de un adulto mayor que hacen que tengan más riesgo de desnutrición. Con la edad las personas suelen reducir la cantidad y volumen de alimentos, varían sus horarios, creencias y mitos sobre lo que resulta saludable. Se producen cambios radicales en su alimentación, ya sea por una dieta de moda o por decisión personal. Además, se suma la pérdida de apetito e interés por la comida, posiblemente por las alteraciones sensoriales. La actividad física disminuye y se ve afectada su motricidad, su rutina se vuelve monótona. Con el tiempo se opta por dejar de usar la dentadura postiza y comer sin dientes, por lo que los alimentos presentan cambios en la textura. Se dan alteraciones cognitivas y el cuerpo tiene que acostumbrarse a consumir de más de 3 a 4 medicamentos al día. La lista es larga y se pueden considerar muchos más factores que puedan predisponer a un riesgo de desnutrición en el adulto mayor.
Para tratar una desnutrición la prescripción de la dieta es el paso inicial y más importante de toda la intervención. Al momento de elaborar la dieta se debe tomar en cuenta varios puntos: la presentación en el plato, respetar las costumbres y gustos del anciano y brindarle variedad de alimentos. Hay adultos mayores que van a requerir suplementación, en caso de que no lleguen al requerimiento de algún nutriente. El nutriente que normalmente se ve afectado es la proteína.
Si algún familiar adulto mayor está presentando alguna de estas dificultades, sería recomendable que lo evalúe un equipo interdisciplinario de salud, como un médico Geriatra, nutricionista, psicóloga, terapista, asistenta social, etc.
Lic. Ximena Chávez Alonso (Nutricionista Geriátrica)
@nutrigeriatrica