Llevar una alimentación inadecuada puede conllevar un estado de vulnerabilidad del sistema inmunológico, aumento del riesgo de infecciones, irregularidad en los niveles de azúcar y grasas en la sangre, riesgo de fracturas, y muchas más complicaciones. Los cambios corporales en el envejecimiento ocasionan modificaciones en los hábitos alimenticios y del estado nutricional. Esto conlleva a un aumento de riesgo de desnutrición en personas mayores.